Un terremoto de 4,7 grados de magnitud en la escala Richter sacudió ayer la ciudad neozelandesa de Christchurch, provocando algunos daños y sembrando el pánico entre los residentes.
El seísmo se produjo a las 11.32 hora local (22.32 GMT del lunes) a unos 12 kilómetros el sureste de Christchurch y luego hubo al menos seis réplicas de menor intensidad, según el Servicio Geológico de Estados Unidos.
La serie de temblores afectó a varios edificios, algunos de los cuales fueron evacuados de forma preventiva, y provocó cortes de los servicios de electricidad y teléfono durante al menos 15 minutos.
También obligó a cerrar temporalmente el aeropuerto y a retrasar todos los vuelos hasta que se inspeccione la pista de aterrizaje, aunque no hubo que lamentar heridos.
Muchos ciudadanos se asustaron al recordar el terremoto de 7 grados que el pasado 4 de septiembre golpeó Christchurch y que obligó a declarar el estado de emergencia.
Aquel seísmo dañó más de 100.000 edificios y destruyó carreteras, puentes y todo tipo de infraestructuras, y se estima que las pérdidas alcanzarán los 4.000 millones de dólares neozelandeses (más de 3.000 millones de dólares estadounidenses).
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