jueves, 30 de abril de 2015

Milagrosos rescates en Nepal, que se hunde en la violencia

Mientras surge la violencia por la desesperación ante la falta de alimentos y atención médica, decenas de personas son rescatadas con vida después de permanecer varios días bajo los escombros tras el terremoto de 7,8 grados que golpeó Nepal el sábado 25.

Un bebé de apenas cuatro meses de vida fue rescatado a salvo de un edificio en ruinas en la ciudad de Bhaktapur, al menos 22 horas después del terremoto en Nepal, reportó el diario Kathmandu Today.

El diario narra el momento en el que un militar nepalí del grupo de rescate escuchó llorar al bebé mientras realizaba una búsqueda de víctimas entre los escombros de los edificios que fueron destruidos por el terremoto del pasado sábado.

El pequeño, identificado como Sonit Awal, fue sacado hacia la superficie y atendido rápidamente por el grupo de rescate. Los exámenes iniciales no reportaron ningún daño interno en el menor.

82 horas sepultado
Por su parte, un joven nepalí fue rescatado tras permanecer 82 horas atrapado bajo los escombros de un edificio en Katmandú derrumbado por el terremoto.

Rishi Khanal, de 28 años, fue rescatado por un equipo francés y la Policía nepalí, que trabajaron durante 10 horas para liberar al joven, quien no podía salir de entre los restos de la edificación porque una viga le mantenía atrapada una pierna, informó el diario local Nepali Times.

"Comenzamos a excavar un agujero a través del hormigón siguiendo las instrucciones del equipo francés y después cortamos la viga que mantenía atrapada su pierna", dijo al diario el agente de Policía Narayan Thapa.

Otra persona se encontraba viva entre los restos del mismo edificio, pero cuando los equipos de rescate llegaron hasta ella ya había fallecido, de acuerdo con Nepali Times.

En otro rescate ocurrido el lunes, una mujer parapléjica de 32 años pudo ser sacada con vida y en estado estable tras estar unas 50 horas atrapada entre los escombros de su vivienda en Katmandú.

Un terremoto de 7,8 grados en la escala de Richter azotó gran parte del valle central de Nepal dejando viviendas destruidas, carreteras destrozadas y las telecomunicaciones y conexiones eléctricas muy dañadas en esa zona, donde se encuentra Katmandú.

El número de muertos por el seísmo superó los 5.000 y el de heridos alcanzó los 11.000, mientras la cifra de desplazados internos se situó en más de 450.000 personas, según el último recuento ofrecido por el Ministerio del Interior.

El Gobierno nepalí alerta que las víctimas fatales pueden superar las 10.000 personas.

Las labores de rescate continúan dificultadas por el mal tiempo reinante en gran parte de Nepal y por las carencias del país asiático para responder a un desastre de tal magnitud, mientras se agota el tiempo para encontrar supervivientes entre los escombros.

Furia de la gente

Por su parte, la Policía antidisturbios nepalí intervino ayer para contener la ira de miles de personas que quieren irse de Katmandú y no tienen cómo, cuatro días después del terremoto que causó más de 5.000 muertos.

Agotadas por las réplicas, y ante la ausencia de viviendas y el miedo a que se agoten los alimentos, miles de personas se congregaron antes del alba en la estación de autobuses para tomar uno de los autobuses especiales prometidos por el Gobierno.

Al ver que no había autobuses se enfurecieron y estallaron escaramuzas con la Policía antidisturbios enviada para intentar controlar la situación.
"Llevamos esperando desde el alba. Nos dijeron que habría 250 autobuses, pero no ha llegado ninguno", explica Kishor Kavre, un estudiante de 25 años que quiere marcharse de la capital en ruinas.

"Estamos impacientes por regresar a casa para ver a nuestras familias pero no sabemos cuándo vendrán (los autobuses)", contó. Unos supervivientes cerraron el paso de un camión cargado con bombonas de agua antes de subirse a su parte trasera y empezar a tirar botellas a la multitud.

Por su parte, los policías antidisturbios se apostaron tras un alambre con púas para responder a los hombres armados con palos que se disponían a atacar a autobuses y otros vehículos.

El Gobierno reconoció estar desbordado por la amplitud de la catástrofe provocada por el sismo más mortífero de los últimos 80 años.

"Ha habido debilidades en la gestión de las operaciones de socorro", reconoció el ministro de Comunicaciones, Minendra Rijal, en la cadena de televisión nepalí Kantipur.

"La catástrofe es tan grande y sin precedentes que no hemos sido capaces de responder a las expectativas de la gente. Pero estamos preparados para reconocer nuestras debilidades, aprender y salir adelante de la mejor manera posible", aseguró.

Los socorristas tienen dificultades y la lluvia no les facilita la tarea.
Aparatos de las fuerzas aéreas de varios países, como Estados Unidos, China e Israel se unieron a las operaciones de rescate y de provisión de alimentos y medicamentos. Pero la ONU indicó que Nepal no deseaba recibir más equipos de socorro extranjeros porque consideraba que ya había suficientes

No hay comentarios:

Publicar un comentario