lunes, 18 de abril de 2016

Terremoto Ecuador “Estamos en la calle, no hay espacio en los refugios”



Infierno. Así describen la situación los supervivientes del terremoto en Ecuador, que hasta el mediodía de ayer dejó un saldo de 238 fallecidos y más de 1.500 heridos, reporta el diario español El Mundo.

Gabriela Olives es habitante de la zona y vía telefónica describe una escena desoladora. La mayoría de edificios se desplomaron. Hay personas atrapadas y cadáveres entre los escombros. La sobreviviente del peor terremoto de la historia del país en los últimos 40 años comenta que en su paso por Pedernales se encontró con un hombre que perdió a su esposa e hijo al desplomarse el hotel donde se hospedaban.

"No hay cómo caminar. Están los postes caídos, cables arrancados, la gente corre y grita. Es desesperante”, indica Gabriela. Ella también informa de la incomunicación a la cual se enfrentan, pues todas las carreteras que unen a Pedernales con el resto del país están colapsadas.

En una entrevista concedida a un canal de televisión local, el alcalde de Pedernales, Gabriel Alcívar, estimó que la cifra de víctimas mortales en la zona puede ascender a 400 personas. El dato todavía no puede confirmarse, pues se mantienen las labores de rescate.

Lua Salomón, estudiante universitaria, también presenció el terremoto. Ella vive en Quito, pero estaba en Manabí por cuestiones de estudio. Precisamente el momento en que se dio la sacudida estaba hablando por teléfono con su madre. Miguel Salomón, padre de la sobreviviente, revive el momento: "Lua estaba en la playa y llamó a saludar. De repente, empezó a gritar y paralelamente se escuchaba un estruendo. Perdimos la comunicación, pero dos horas después nos confirmó que estaba bien. "Lograron salir de Pedernales en un bus. El hotel donde se iban a hospedar se cayó. Pudo salir de Manabí y ya está de regreso a Quito”, explica.

Mientras tanto, la desesperación no cesa en otras ciudades de Manabí. En Portoviejo, la capital de la provincia, la realidad es angustiante. "Estamos en la calle. No hay espacio en los refugios, ni luz en toda la provincia. Es un verdadero infierno, la ciudad está destrozada”, confirma Claudia Cigarra, otra sobreviviente que perdió su casa y su madre está herida.

En Jama, otra localidad de Manabí, hay cadáveres apostados en las calles, cubiertos con sábanas blancas a la espera de ser reconocidos. Julio Córdova viajó desde Portoviejo y al llegar se encontró con el caos. La iglesia del poblado ya no existe, no hay ataúdes para las víctimas mortales, tampoco agua, luz, ni líneas telefónicas. En su recorrido se encontró con puentes caídos y carreteras rotas.

Esmeraldas es otra de las zonas afectadas en Ecuador. El pánico todavía se siente entre los habitantes de la provincia costera, ubicada al norte del país y limítrofe con Colombia. María Quiñónez, de 65 años, fue testigo de cómo se derrumbó parte de la infraestructura del centro de la capital de la provincia.

"Tras el terremoto, se cayeron las paredes de los costados de los edificios, estallaron los vidrios, todo el mundo corría y la ciudad se quedó a oscuras”, recuerda. Cientos de personas se resguardaron en las explanadas de la ciudad, por temor a las réplicas de las que ya se contabilizan 155.

Muisne es una isla al oeste de Esmeraldas, donde los estragos también se hicieron sentir. Andrés Caicedo relató que se resquebrajó la tierra y por tal motivo pernoctaron fuera de sus casas. Según las autoridades, 60 viviendas se desplomaron. La mañana de este domingo se iniciaron las tareas de evacuación. 8000 personas deberán abandonar esa área.

El vicepresidente de Ecuador, Jorge Glas, indicó que 4.600 efectivos de la Policía Nacional y 10.000 militares de las Fuerzas Armadas atienden la emergencia. También se cuenta con el apoyo internacional de Colombia, México y España en las tareas de rescate.

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