Al menos 43 personas murieron ayer en el centro de Filipinas al producirse un sismo de magnitud 6,8, que provocó el derrumbe de casas, hizo temblar edificios y causó escenas de pánico en varias ciudades, informaron las autoridades.
Una violenta réplica de magnitud 6,2 tuvo lugar pocas horas después del primer sismo, que se produjo a media jornada a unos 46 kilómetros de profundidad.
La mayoría de las muertes se registraron en la isla de Negros, en el derrumbe de casas en la ciudad de Guihulngan.
Veintinueve personas murieron en un deslizamiento de terreno, indicó un responsable militar. El epicentro del terremoto se situó en el mar, entre las islas de Negros y de Cebu, muy habitadas, según el Instituto Geológico de Estados Unidos.
El centro de alerta de tsunamis del océano Pacífico, con sede en Hawai, indicó que no hay peligro de maremoto.
El terremoto provocó el derrumbe de algunos edificios, daños en rutas y puentes y cortes de electricidad en las islas más cercanas al epicentro, indicaron las autoridades. El temblor también rompió cristales y causó fisuras en paredes de edificios en las ciudades de Cebu y San Carlos.
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