Un terremoto de 7,9 grados de magnitud en la escala abierta de Richter sacudió hoy el sur de México y se sintió con fuerza en la capital, pero, según los primeros informes, no hubo muertos, aunque sí siete heridos, escenas de pánico y daños graves en numerosas viviendas.
El movimiento sísmico se registró poco después del mediodía, a las 12:03 hora local (18.03 GMT), con epicentro a 18 kilómetros al noroeste de la localidad de Ometepec, una región sin grandes centros urbanos próxima a las costas de los estados de Guerrero y Oaxaca.
"Nos pegó en una zona que es una de las áreas más deprimidas, una de las zonas más pobres que tenemos en Guerrero", afirmó el gobernador de ese estado, Ángel Aguirre, en declaraciones al canal de televisión Milenio.
Según Aguirre, en el área más próxima al epicentro hubo unas 500 casas que quedaron destruidas o sufrieron graves daños.
La titular de Protección Civil de México, Laura Gurza, confirmó a Efe cinco heridos en el estado de Oaxaca y dos más en la capital mexicana, entre ellos un conductor de una camioneta de transporte de pasajeros que fue golpeado por una estructura de hormigón que se cayó durante el temblor.
No se descarta, sin embargo, que pueda haber más lesionados especialmente en la zona del epicentro, una región de localidades dispersas habitada en su mayoría por indígenas, según el gobernador Aguirre.
Las autoridades descartaron además que se vaya a producir un tsunami, porque la zona del epicentro se encuentra a unos 40 kilómetros de la costa mexicana del Pacífico en línea recta.
El presidente mexicano, Felipe Calderón, que se encontraba en la ciudad norteña de Monterrey, también señaló que no había pérdidas humanas que lamentar, de acuerdo con los primeros informes, y calificó el temblor como "un susto muy fuerte".
"Los hospitales, las clínicas, están funcionando bien, con normalidad, algunos cristales rotos, mucho susto, mucho pánico, es cierto, pero (el sistema sanitario) está bien", agregó Calderón.
Gabino Cué, gobernador del estado de Oaxaca, vecino al de Guerrero, afirmó que en su región no se habían recibido informes de víctimas mortales por el temblor.
"Algunas vitrinas rotas, algunas grietas en edificios antiguos... en términos generales, el susto en las escuelas en las que tuvieron que evacuar a los alumnos", añadió.
Desde el terremoto que en 1985 causó miles de víctimas en la capital, México es escenario de este tipo de temblores, el último de ellos el 10 de diciembre pasado, también en el estado de Guerrero, con una magnitud de 6,8 grados.
En la capital, desde que la ciudad comenzó a temblar, la gente salió de los edificios y las viviendas a la espera de que se calmara el movimiento del suelo.
"Yo solo dije que sea lo que Dios diga. Sólo veía que los libros del librero se venían encima de mí", dijo Marta Gómez, de 50 años, que vivió el terremoto en la planta décima de un edificio de esta ciudad.
Aunque en la capital quedó interrumpido el suministro eléctrico en muchos barrios y la telefonía móvil quedó colapsada, no se informó de daños graves en los edificios.
En el aeropuerto internacional sólo se pidió a un vuelo procedente de Estados Unidos que siguiera sobrevolando la terminal y retrasara media hora su aterrizaje.
En la turística ciudad de Acapulco, el centro de recreo más próximo al epicentro, se produjeron desalojos de hoteles, mientras que en la capital de Guerrero, Chilpancingo, se cortó la luz en la mayor parte de la ciudad.
Según dijo a Efe el físico del Servicio Sismológico Nacional de México Víctor Hugo Espíndola, el temblor de hoy, pese a su magnitud, no es comparable con el que sucedió en 1985, de 8,1 grados, ya que su energía fue de la mitad.
"Esas pocas décimas de diferencia, como no es una relación completamente lineal, corresponde a una energía del doble", explicó.
El aumento en la escala de Richter es exponencial, por lo que la magnitud de un sismo aumenta 10 veces de un grado al siguiente, de modo que un terremoto de intensidad 4 no es el doble que uno de intensidad 2, sino 100 veces superior.
"Como no es una relación lineal, es exponencial; con poquito que le movamos en la magnitud el área de rompimiento aumenta más o la energía liberada es mayor", apuntó Espíndola.
El físico recordó que desde 1985 México ha modificado los reglamentos de construcción y a raíz de esa tragedia en todo el país "la construcción se toma más en serio".
Después del primer temblor, México sintió al menos 10 réplicas, con diferente magnitud, y los expertos no descartan que se sigan sintiendo más temblores en las próximas horas, aunque con menor intensidad. EFE
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