La agencia nuclear de la ONU calificó de "muy poco probable" una catástrofe comparable a la de Chernóbil en la central japonesa de Fukushima, y aseguró que no tiene indicios de que se esté produciendo en esta una fusión en los núcleos de los tres reactores averiados.
"Es muy poco probable que se convierta en algo como Chernóbil", declaró a la prensa el japonés Yukiya Amano, director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) al referirse a la central nuclear de Fukushima, dañada por el devastador terremoto del pasado 11 de marzo en Japón.
En Fukushima "las radiaciones emitidas son limitadas, pero los operarios tienen problemas para refrigerar los reactores. Lo más importante es estabilizar los reactores", insistió Amano.
Los sistemas de enfriamiento de tres de los seis reactores de la central de Fukushima 1 están averiados y dos explosiones se produjeron en los reactores 1 y 3, debido a reacciones químicas y no nucleares, según el OIEA.
Los blindajes de contención han impedido hasta el momento, según las autoridades japonesas, que emanaran grandes cantidades de sustancias radiactivas al medio ambiente.
Amano afirmó que las causas del desastre nuclear en Japón son de una naturaleza completamente distinta a la de Chernobil, tanto por el origen del accidente como por la estructura de los reactores.
"Hay muchas diferencias con respecto a Chernóbil, no es un accidente causado por el diseño, sino por un desastre natural más allá de la imaginación", declaró.
"Tampoco hay reacción en cadena porque los reactores se cerraron a tiempo. Y Chernóbil no tenía un blindaje primario de contención como es el caso de estos reactores", añadió el responsable del OIEA.
Aludió así al peor accidente nuclear registrado hasta ahora en la historia, ocurrido el 26 de abril de 1986 en la planta nuclear de Chernóbil (antiguamente Unión Soviética, hoy Ucrania), cuando el sobrecalentamiento de un reactor provocó una enorme explosión durante una prueba que simulaba un corte de suministro eléctrico.
Las autoridades japonesas están intentando inyectar agua marina a presión en los reactores para enfriar el material radiactivo y aseguran que la cantidad de radiactividad liberada en forma de vapor para rebajar la temperatura ha sido relativamente pequeña, aunque por precaución han evacuado a unas 200.000 personas.
De hecho, el subdirector del OIEA, Denis Flory, dijo que los picos de radiación más altos se registraron el día 12, y que desde entonces han descendido.
Por su parte, James Lyons, director de Seguridad en Instalaciones Nucleares en el OIEA, recalcó: "No tenemos ninguna indicación de que se esté produciendo una fusión de combustible en el núcleo" en Fukushima.
También se dio a conocer que Japón solicitó hoy de forma oficial asistencia técnica a la agencia de la ONU y Amano explicó que los detalles de esa ayuda "aún se están discutiendo".
"Las autoridades japonesas están trabajando muy duro, en condiciones de dificultad extrema, para estabilizar las plantas nucleares y garantizar la seguridad", subrayó el responsable del OIEA.
La agencia de la ONU corroboró asimismo que las explosiones en los reactores se debieron "a una reacción química y no nuclear", tal y como informaron las autoridades niponas.
Y por último, Amano defendió la vigencia de la energía nuclear tras esta crisis nuclear, al ser preguntado sobre el debate reabierto sobre su seguridad.
"Esto ha sido un accidente por un desastre natural sin precedentes, pero no resta fuerza al hecho de que necesitamos una fuente estable de energía como la atómica", afirmó.
El OIEA indicó que a partir de hoy mantendrá a diario una reunión técnica con los países miembros para informarles de la situación y ofrecerá una rueda de prensa a las 02.00 GMT, en la sede vienesa de la ONU, para informar a la opinión pública sobre la central japonesa.
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