sábado, 19 de marzo de 2011

Huyen de Fukushima hasta Hiroshima

El miedo a la radiactividad, a los terremotos, a los cortes de luz, a la escasez de alimentos, al frío, la nieve y, en definitiva, a un mundo distinto del que estaban acostumbrados a vivir, empuja sobre todo a los japoneses que tienen niños pequeños a huir del noreste del país, escenario de la catástrofe que comenzó el viernes pasado con un terremoto, prosiguió con un devastador tsunami y terminó por desatar una catástrofe nuclear en la central de Fukushima, 240 kilómetros al norte de Tokio.

La población más longeva del mundo. Quien estos días tome alguno de los shinkansen (tren bala), que cada pocos minutos atraviesan Japón del noreste al suroeste, no se creerá que este país tiene uno de los índices de natalidad más bajos del mundo -1,2 hijos por mujer- ni que la población comenzó a decrecer en 2007. Desde entonces se ha reducido en unos 700.000 habitantes, y si no lo ha hecho más es porque la sociedad japonesa es la más longeva del mundo.
Según las autoridades locales, muchos de los 16.000 muertos y desaparecidos por el tsunami que arrasó cientos de kilómetros de la costa japonesa han sido ancianos que vivían solos. En la actualidad, el 21,3% de los japoneses tiene más de 65 años.

La llegada a Hiroshima. A 300 km/hora, el shinkansen atraviesa túneles y puentes y ha dejado a la gran mayoría de sus pasajeros antes de llegar a la estación final: Hiroshima, una ciudad de más de un millón de habitantes marcada por la tragedia de haber experimentado el horror de una bomba atómica, en 1945.

140 Mil personas
murieron en Hiroshima y otras 300.000 quedaron heridas tras la bomba atómica.

550 Mil evacuados
fueron llevados a refugios en un radio de 20 kilómetros en torno a la central de Fukushima.

Tokio, es una ciudad herida

En su funcionamiento diario y en su orgullo. Parece una película futurista catastrófica.

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