Las calles de Tokio, famosas por su ritmo frenético, aparecieron ayer casi desiertas y los escasos peatones reflejaban en sus caras preocupación después de la conmoción vivida por el terremoto del viernes, el mayor de la historia de Japón.
Las principales vías de una ciudad con más de 30 millones de habitantes en su zona metropolitana, por lo general atestadas los sábados, apenas contaban este mediodía con transeúntes ni vehículos aunque poco a poco la capital japonesa va retomando su pulso.
La normalidad ha vuelto al sistema de comunicaciones y transporte después de que el viernes no funcionasen los teléfonos celulares y de que la suspensión del metro y los trenes de cercanías obligase a miles a dormir en improvisados refugios como pabellones, colegios o sus propias oficinas.
Aún así, persisten secuelas del caos y no todos los supermercados están tan abastecidos. Muchas tiendas de alimentación se quedaron sin suministros por las miles de personas atrapadas en el centro de Tokio, habitado por unos 13 millones de personas.
La megafonía distribuida en numerosos puntos de la capital japonesa pide a los ciudadanos que reduzcan el consumo eléctrico al mínimo. La operadora de electricidad Tokio Electric Power alertó de que pueden producirse apagones en muchas zonas.
Las principales vías de una ciudad con más de 30 millones de habitantes en su zona metropolitana, por lo general atestadas los sábados, apenas contaban este mediodía con transeúntes ni vehículos aunque poco a poco la capital japonesa va retomando su pulso.
La normalidad ha vuelto al sistema de comunicaciones y transporte después de que el viernes no funcionasen los teléfonos celulares y de que la suspensión del metro y los trenes de cercanías obligase a miles a dormir en improvisados refugios como pabellones, colegios o sus propias oficinas.
Aún así, persisten secuelas del caos y no todos los supermercados están tan abastecidos. Muchas tiendas de alimentación se quedaron sin suministros por las miles de personas atrapadas en el centro de Tokio, habitado por unos 13 millones de personas.
La megafonía distribuida en numerosos puntos de la capital japonesa pide a los ciudadanos que reduzcan el consumo eléctrico al mínimo. La operadora de electricidad Tokio Electric Power alertó de que pueden producirse apagones en muchas zonas.
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