Filipinas lucha para resistir los efectos del tifón ‘Nalgae’ cuatro días después del paso de otro tifón, el ‘Nesat’, que causó al menos 50 muertos.
La nueva tormenta llegó ayer al norte de ese país con vientos sostenidos de 160 kilómetros por hora provocando fuertes lluvias, deslaves, cortando la electricidad y las comunicaciones y causando una víctima fatal.
Una mujer murió en la montaña Province cuando la lluvia provocó un deslizamiento de tierra que cayó sobre el bus en el que viajaba, aseguró Benito Ramos, jefe de la agencia nacional de desastres.
El tifón Nalgae afectó a la provincia Isabela, región arrocera, y sacudió a la región montañosa de Cordillera. Si bien a lo largo de la jornada, sus vientos se redujeron a unos 150 kilómetrospor hora, se teme igualmente el riesgo de inundaciones.
“Seguimos esperando tormentas en las próximas 24 a 48 horas, por lo que pedimos a la gente en áreas inundadas que abandonen sus hogares y vayan a terrenos más seguros porque el nivel del agua puede seguir subiendo”, dijo el experto en clima Mario Palafox.
Dos provincias productoras de arroz -Pampanga y Bulacan- han estado inundadas desde el viernes. La tormenta provocó 25 milímetros de lluvia en una hora en algunas áreas desde el martes.
Se estiman los daños por el tifón Nesat en alrededor de $us 137 millones, indicó la agencia de desastres. Más de 180.000 personas huyeron a los refugios en decenas de pueblos al norte de Manila.
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