La central nuclear de Fukushima Daiichi ha procedido a inyectar agua marina borada en dos de los reactores en peligro para rebajar los niveles de radiación y que en Onagawa se han reducido ya a niveles normales, según el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
Los técnicos están intentando así frenar el riesgo en las unidades 1 y 3 de la central de Fukushima se ha inyectado agua marina borada, una operación que se está preparando para la unidad 2.
"Las autoridades japonesas están manejando la hipótesis de que dicho incremento puntual", explica el CSN, "podría proceder de las liberaciones realizadas en la central de Fukushima Daiichi".
La agencia nuclear francesa alertaba de escapes radioactivos "muy importantes" por la explosión del reactor 1 de Fukushima. Sin embargo, expertos estadounidenses alertan que no hay una alerta de salud seria, pese a que se hayan evacuado a 140.000 residentes en la zona.
"No va a ser Chernobil. Allí el reactor estaba en pleno funcionamiento cuando estalló y no tenía contenedor", ha precisado Malcolm Crick, secretario del comité científico estadounidense sobre los efectos de las radiaciones atómicas.
Lucha contra la contaminación
Los expertos japoneses trabajan de forma denodada para impedir que se desencadene un proceso de fusión en la central nuclear de Fukushima, donde ayer se produjo una explosión por una reacción química en la estructura interna. Los operarios tratan de evitar que el sobrecalentamiento cause daños en el contenedor que alberga el núcleo, lo que podría ocasionar la liberación de material radiactivo a la atmósfera.
Otra central nuclear se encuentra también en alerta por problemas de refrigeración en el reactor. Se trata de Tokai, la segunda central de la prefectura de Ibaraki. Esta central, localizada a 120 kilómetros al norte de Tokio, sufrió un accidente nuclear en 1999, del mismo índice de gravedad que el de Fukushima.
Los expertos han restituido a niveles "habituales" la radioactividad en la planta de Onagawa, que también comenzaba a excederse, según ha vertificado la Agencia Internacional de la Energía Atómica.
Los esfuerzos en Fukushima Daiichi, situada a unos 270 kilómetros de Tokio, se centran en rebajar la temperatura de dos de los seis reactores de agua en ebullición de la central, el 1 y 3, que están operativos desde 1971 y 1976, respectivamente.
El ministro portavoz, Yukio Edano, ha advertido de la posibilidad de una explosión en el recipiente secundario de contención del reactor 3, similar a la ocurrida ayer en el 1, a causa de la acumulación de hidrógeno, aunque ha apuntado que no ocasionaría daños graves.
Inyección de agua marina
Los responsables de la central están inyectando agua de mar en ese reactor para tratar de bajar la temperatura y evitar un desastre, aunque Edano ha admitido problemas con una válvula y ha añadido que los expertos están "analizando los detalles". Sobre la posibilidad del temido proceso de fusión de su núcleo --que implicaría la potencial liberación de una cantidad muy elevada de radiación--, Edano ha dicho que no hay "ningún dato" que confirme que se ha producido. En cambio, ha hablado de una posible "deformación" del núcleo, sin ofrecer detalles sobre sus consecuencias.
La confusión en torno a la planta de Fukushima ha generado una gran inquietud, mientras en algunos medios se especulaba con la posibilidad de que una eventual fuga radiactiva nociva llegara hasta Tokio, algo que la mayoría de los expertos han coincidido en rechazar.
El nivel de radiactividad que desprendía la central de Fukushima ha llegado a superar hoy el límite permitido de 500 microsievert por hora, hasta alcanzar los 1.557 microsievert, pero poco después se ha reducido de nuevo, hasta 184 microsievert. Según el Gobierno, el máximo alcanzado equivaldría a tres radiografías de estómago y los niveles actuales de radiactividad en Fukushima no son dañinos para la salud.
Evacuadas 180.000 personas
Según la agencia local Kyodo, pese a la evacuación de unos 180.000 residentes en un perímetro de 20 kilómetros en torno a la central, al menos 37 personas se han visto expuestas a la radiactividad y se teme que a ellas se sumen otras 160, a las que se están efectuando pruebas.
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